El vidrio laminado se compone de dos o más hojas de vidrio y una lámina intermedia de una o varias hojas transparentes o de color de butiral de polivinilo (PVB). Todo ello unido por medio de un proceso de calor y presión en autoclave. Las hojas pueden tener colores o dibujos. En caso de rotura, estas hojas mantienen los vidrios unidos. Por tanto, aunque el vidrio se rompa, los trozos permanecen unidos a las láminas de PVB.
El vidrio laminado puede estar fabricado con vidrios templados (SGG Securit) o sin templar. Si los vidrios son templados, se aunarán en un mismo cristal las cualidades que tienen los tratamientos del temple y de laminado.
Ventajas del vidrio laminado
- Mayor resistencia
- Aumento de la seguridad
- Cristal prácticamente inseparable
- Protege a las personas y a los niños frente a riesgos de heridas en caso de rotura
- Filtra los rayos solares ultravioletas (UV) en más de un 95%
- Mejora los efectos de degradación del color
Cuantas más láminas intermedias haya (que puede ser sólo una), la protección es más reforzada.
Aplicaciones del vidrio laminado
El vidrio laminado se puede emplear en multitud de escenarios, pasando por suelos y escaleras, barandillas, mamparas o lucernarios. Además, admite la pintura vitrificable. Por lo que se posibilita un amplio espectro creativo para el diseño de estos elementos.
Respecto a la decoración de interiores, los vidrios laminados también pueden utilizarse para separar ambientes o habitaciones sin evitar que pase la luz, consiguiendo una mayor sensación de amplitud.
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